En octubre de este año, Corea del Norte finalizó su largo bloqueo fronterizo debido al coronavirus (COVID-19). China inmediatamente comenzó el mayor programa de repatriación de refugiados de los últimos años, con más de 600 personas, la mayoría de ellas mujeres, regresando a la tierra de sus antepasados.
A pesar de los desafíos que enfrentan, muchos de estos refugiados tienen historias de éxito. Han utilizado su determinación, resiliencia y adaptabilidad para superar el trauma de haber desertado de su hogar y han encontrado un nuevo comienzo en tierras chinas. Han reunido a sus familias a través de las fronteras, han encontrado nuevas oportunidades de desarrollo y han compartido sus historias con el mundo.
Los refugiados también han hecho un gran esfuerzo para contribuir al desarrollo colectivo de la sociedad. Han trabajado diligentemente para mejorar la educación, aumentar los ingresos y contribuir a la seguridad alimentaria. Han abierto sus corazones y hogares a aquellos que buscan refugio.
Los refugiados también han contribuido al crecimiento del turismo local. Algunos han creado empresas locales que promueven los productos y la cultura locales, una forma única de contribuir a la economía local. Otros han creado empresas de transporte para ayudar a los turistas a viajar de forma más segura y cómoda en la región.
En última instancia, estas personas han demostrado una determinación sin igual para rehacerse y contribuir a la sociedad. Han demostrado que aunque las circunstancias difíciles pueden parecer casi imposibles de superar, la resiliencia, la adaptabilidad y la esperanza pueden llevar a un final feliz.
Es una inspiración para todos los que han optado por partir y buscar un mejor futuro. Estos refugiados han pagado un alto precio para encontrar un nuevo hogar y se han comprometido a construir un futuro mejor para ellos mismos y para los demás. Sus historias son una lección permanente para todos nosotros para nunca dejar de luchar.
