7年前下令大屠殺羅興亞人 緬甸軍方現竟要求他們「充軍」?

Hace casi 7 años, el gobierno militar de Myanmar llevó a cabo una campaña de limpieza étnica contra la comunidad rohingya, asesinando y violando a miles de personas y obligando a 700.000 a huir de sus hogares. Sin embargo, ahora están buscando a jóvenes rohingya para unirse a las fuerzas armadas, argumentando que “esperan” su participación.

Esta acción por parte del gobierno de Myanmar ha sido vista por muchos como una forma de manipulación y lavado de imagen, ya que buscan mejorar su imagen internacional después de las violaciones a los derechos humanos que han cometido en el pasado. Pero para la comunidad rohingya, es otra forma de opresión y discriminación.

La historia de los rohingya es una de sufrimiento, discriminación y persecución. Son una minoría étnica y religiosa en Myanmar, un país predominantemente budista. Han sido negados de sus derechos básicos, incluyendo la ciudadanía, y han sido objeto de violencia y marginación durante décadas. Ahora, con esta nueva medida del gobierno, se les niega incluso el derecho a la paz y la seguridad.

Al obligar a los jóvenes rohingya a unirse a las fuerzas armadas, el gobierno está tratando de controlarlos y manipularlos para que sirvan a sus intereses. Estos jóvenes son arrancados de sus familias y comunidades, y se les enseña a obedecer ciegamente y a convertirse en máquinas de guerra. Esto no solo les quita su libertad, sino también su identidad y su cultura.

Es importante recordar que la mayoría de los rohingya son musulmanes, y enseñarles a convertirse en soldados va en contra de su fe y sus creencias. Además, ¿cómo podrían estos jóvenes servir a un gobierno que los ha perseguido y discriminado durante tanto tiempo? ¿Cómo podrían permanecer silenciosos ante las atrocidades cometidas contra su propia comunidad?

Sin embargo, a pesar de todo esto, la comunidad rohingya sigue demostrando una gran resiliencia y fuerza. A pesar de la discriminación y la persecución, nunca han renunciado a su identidad y a sus creencias. Han demostrado un gran espíritu de solidaridad y han mantenido vivas sus tradiciones y cultura. Y ahora, se niegan a unirse a un ejército que les ha causado tanto dolor y sufrimiento.

El hecho de que el gobierno de Myanmar busque a los rohingya para unirse a su ejército es un paso en la dirección equivocada. En lugar de tratar de mejorar su imagen, deberían trabajar en la reconciliación y la justicia para la comunidad rohingya. Deberían respetar y proteger los derechos humanos de todos sus ciudadanos, independientemente de su etnia o religión.

Instamos al gobierno de Myanmar a que ponga fin a su política de discriminación y opresión hacia la comunidad rohingya. Les pedimos que permitan que los rohingya vivan en paz y seguridad, y que les otorguen sus derechos básicos y su ciudadanía. Y a los jóvenes rohingya, les decimos que sigan siendo fuertes y orgullosos de su identidad, y que nunca cedan ante la opresión y la injusticia.

Juntos, podemos crear un mundo donde todos sean tratados con igualdad y respeto, sin importar su etnia o religión. Sigamos luchando por la justicia y la paz, y nunca nos rindamos ante la adversidad. La comunidad rohingya merece lo mejor y no descansaremos hasta que se les otorguen sus derechos y su libertad.

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