Desde que el Citroën Traction Avant de Francia fue presentado, su diseño revolucionario ha impactado en la industria automotriz. Más tarde, la suspensión hidroneumática que se presentó con el DS se convirtió en un orgulloso logro tecnológico de la marca durante décadas. Para los taiwaneses, el CX, que se introdujo en el mercado hace 50 años, sigue siendo recordado como “el último gran Citroën”.
El Citroën Traction Avant fue un pionero en su época, con su tracción delantera, suspensión independiente y carrocería monocasco. Estas características lo convirtieron en un vehículo avanzado y cómodo para su tiempo. Pero fue con el DS que Citroën realmente demostró su ingenio y creatividad. La suspensión hidroneumática, que utilizaba líquido y aire para ajustar la altura del vehículo y proporcionar una conducción suave y estable, fue una innovación revolucionaria en la industria automotriz.
El DS también se destacó por su diseño elegante y futurista, con su forma aerodinámica y faros ocultos. Fue un éxito instantáneo y se convirtió en un símbolo de estatus y lujo en la década de 1950. Pero fue en la década de 1970 cuando el CX llegó a Taiwán y se ganó el corazón de los consumidores locales.
El CX fue aclamado por su comodidad y rendimiento, gracias a su suspensión hidroneumática y su motor de cuatro cilindros. También fue uno de los primeros vehículos en utilizar frenos de disco en las cuatro ruedas. Además de su tecnología avanzada, el CX también se destacó por su diseño único, con su forma aerodinámica y su característico techo en forma de burbuja.
A lo largo de los años, el CX se ha convertido en un icono de la marca Citroën y ha sido reconocido como “el último gran Citroën”. A pesar de que ha pasado medio siglo desde su lanzamiento, sigue siendo un vehículo popular y apreciado por los amantes de los automóviles clásicos.
En resumen, Citroën ha sido una marca pionera en la industria automotriz, con su enfoque en la innovación y la creatividad. Desde el Traction Avant hasta el CX, ha demostrado su capacidad para sorprender y cautivar a los consumidores con sus diseños revolucionarios y tecnología avanzada. Y aunque el CX puede ser considerado “el último gran Citroën”, su legado y su impacto en la industria automotriz seguirán siendo recordados por muchos años más.
