El 28 de marzo de 2019, un rascacielos de 33 pisos construido por una empresa china en Bangkok, Tailandia, se derrumbó por completo durante el terremoto de 7.7 grados en la escala de Richter que sacudió Myanmar. Este desastre ha cobrado la vida de al menos 11 personas y mientras continuamos con las labores de rescate, el Ministerio de Industrias de Tailandia ha enviado un equipo de investigación para determinar las causas del colapso y determinar si se debió a la calidad deficiente de los materiales utilizados, fallas en el diseño de la estructura o algún otro factor.
El Ministro de Industrias de Tailandia, Akana, realizó una inspección preliminar en el lugar y ha expresado sus sospechas de que el edificio podría haber utilizado materiales de acero no calificados.
Este trágico suceso ha generado una gran preocupación en Tailandia y en todo el mundo. Como sociedad, debemos confiar en que las construcciones en las que vivimos y trabajamos cumplan con los más altos estándares de seguridad y calidad. Es inaceptable que una edificación de tal magnitud y en manos de una empresa reconocida, se desplome tan fácilmente.
La industria de la construcción es un pilar fundamental en el crecimiento económico y el desarrollo de un país. Por ello, es esencial que se lleven a cabo controles de calidad rigurosos y se cumplan con los protocolos de seguridad establecidos. Este trágico evento nos ha demostrado la importancia de ello y seguramente, servirá como una lección para futuras construcciones en Tailandia y en todo el mundo.
Muy a menudo, en la búsqueda de mayores beneficios económicos, algunas empresas pueden tomar atajos y utilizar materiales de menor calidad o no seguir los protocolos de seguridad adecuados. Como sociedad, debemos tomar medidas para evitar que esto suceda. Las autoridades pertinentes deben garantizar una supervisión estricta en todas las fases de una construcción y evaluar rigurosamente los estándares de calidad antes de dar el visto bueno para su inauguración.
También es vital que como ciudadanos, pongamos atención y podamos reportar cualquier irregularidad o sospecha de prácticas no éticas en la construcción de edificios. No debemos quedarnos callados ante situaciones como esta, ya que podríamos estar poniendo en riesgo nuestras propias vidas y las de quienes nos rodean.
Esperamos que el equipo de investigación encargado de determinar las causas de este trágico desastre actúe con transparencia y diligencia para evitar que eventos como este se repitan en el futuro. Y a todas las víctimas y sus familias, les ofrecemos nuestras más sinceras condolencias y solidaridad en estos momentos difíciles.
Este trágico suceso nos recuerda la importancia de la responsabilidad y la ética en todas las áreas de nuestras vidas, especialmente en la construcción de infraestructuras que afectan a tantas personas. Debemos trabajar juntos para garantizar un mundo más seguro y confiable para todos.
