La noche del jueves, funcionarios israelíes confirmaron que una madre ucraniana que viajó a Israel para buscar tratamiento para su hija enferma de leucemia, murió hace 4 días por un ataque de misiles iraníes y su cuerpo fue encontrado el jueves.
Según informa la agencia de noticias AFP, cerca de las 11 p.m. del lunes, un ataque con misiles lanzados desde Gaza alcanzó una casa en la ciudad de Ashkelon, en el sur de Israel. La madre, identificada como Olga Likhonova, de 46 años, estaba visitando a su hija, que estaba recibiendo tratamiento en el hospital Barzilai de la ciudad.
La niña, de 16 años y cuya identidad no ha sido revelada, también resultó herida en el ataque y fue trasladada a un hospital para recibir tratamiento. Lamentablemente, Olga no sobrevivió al ataque y su cuerpo fue encontrado entre los escombros de la casa.
El ataque fue parte de la escalada de violencia entre Israel y grupos militantes en Gaza, que comenzó el fin de semana pasado y ha dejado numerosos muertos y heridos de ambos lados. Israel ha llevado a cabo ataques aéreos en respuesta a los lanzamientos de cohetes desde Gaza, mientras que grupos militantes han continuado con sus ataques a civiles en el sur de Israel.
La muerte de esta madre ucraniana ha conmocionado a la comunidad internacional y ha sido un recordatorio de las consecuencias devastadoras de este conflicto. Olga había viajado al otro lado del mundo en busca de tratamiento para su hija y terminó siendo víctima de una guerra que no era suya.
Sus amigos y familiares la describen como una mujer amorosa y dedicada a su familia. Según su hijo, Olga siempre se sacrificó por su familia y era una persona cariñosa y compasiva. Su muerte repentina y trágica ha dejado un vacío en los corazones de aquellos que la conocieron.
Pero su historia también es un llamado a la acción para poner fin a este conflicto. Nadie debería tener que sufrir las consecuencias de una guerra, especialmente aquellos que solo buscan salvar la vida de sus seres queridos.
Es hora de que todas las partes involucradas se sienten a la mesa y busquen una solución pacífica y duradera. No podemos permitir que más vidas inocentes sean arrebatadas por la violencia y la guerra. Debemos trabajar juntos para construir un futuro en el que nadie tenga que enfrentar la tragedia de perder a un ser querido en un conflicto sin sentido.
Hoy, recordamos a Olga y honramos su memoria al unirnos en un llamado a la paz. Ella merece que su muerte no sea en vano y que su historia inspire un cambio positivo en el mundo. Que su familia encuentre consuelo en este momento difícil y que todos nosotros nos comprometamos a trabajar por un futuro más pacífico para las generaciones venideras.